Ayer vivimos la segunda jornada del taller de cerámica que estamos realizando en la UNLA. Nos faltaron los chicos, la lluvia y el barro dejó a los micros varados y no pudieron salir a buscarlos.
Así que el taller arrancó sin caras jóvenes pero con un círculo de ojos cargados de experiencia, los Adultos Mayores del Club de Día UNLA y los integrantes de Papelnonos de Lanús, esperando ansiosos -unos más que otros- alrededor de las mesas. Los chicos se echaban en falta hasta que al rato, parando la oreja medio a hurtadillas, escuché una conversación en la que un participante le comentaba a otra –¿Sabías que los mayores tenemos todas las edades?, porque las vivimos todas…– En ese instante los adultos mayores buscaron en sus adentros el espíritu de chicos y al poco tiempo no quedó nadie con las manos limpias, ni siquiera los menos entusiastas.
La mesa se llenó de adultos mayores, voluntarios, monitoras, coordinadoras, y algún que otro chico espontáneo (los de la colonia recuperan el lunes) que se resistían a parar un instante. ¡Había mucho trabajo que hacer! Realizaron dos piezas, una que terminará en sus hogares y una placa que formará parte de un mural colectivo. Y así, sin siquiera darnos mucha cuenta, surgió un reguero de piezas que, a día de hoy se están oreando. El martes entran en el horno de papel que construiremos, pero eso se lo contamos el martes.
no hay edad para jugar con el barro!!!
MARAVILLOSOS TODOS TODOS!!!!
Otro mundo, creación, relajación, inmensidad………..