De chiquita mi abuelo vivía en el campo. Su casa tenía un pequeño estanque, y en el estanque vivían renacuajos y una serpiente larga y verde que cada tanto se acercaba para tomar un baño.
– ¡No hay que matarla, es buena!- Aseguraba mi abuelo.
La serpiente se comía los ratones que se comían su huerta.
HERMOSA!!! PREFIERO VER TU VIBORA Y NO LA OTRA !!!
hermosa!
Gracias!