Probando uno, dos tres…

Yo soy técnica ceramista, la semana pasada me dieron el papelito oficial que lo acredita, pero más allá del título  la cosa es que me identifico con él. Yo no llegué a la cerámica desde el oficio de la família alfarera, ni desde el impulso artístico: yo soy técnica. No concibo las piezas para después buscar cómo llegar a ellas, ni tengo una voluntad de expresar, yo me encaro la pasta  con una balanza en la mano y un cuaderno en la mesa; para mi la cerámica es un juego constante de ensayo y error, y más error, y más error…  No me frustra en absoluto, por lo general me divierte; para mi las piezas son la excusa para seguir jugando. Pero claro, si pretendo vivir de esto me veo en la disyuntiva que, tarde o temprano, algo debo producir, algo tengo que vender, así que cada tanto algo debe concretarse. Y a veces… por fortuna, la magia se concreta.

TT2Estas tazas las hice de más en un encargo que me hicieron. Quedaron en un estante, bizcochadas… y como no podía ser de otra manera, terminaron siendo víctimas de la alquimia.

Les puse un esmalte con bastante carbonato de cal y sulfato de cobre, dos sustancias inestables… Y no conforme con semejante apuesta, las pinté en sobrecubierta con un engobe… para ver qué pasa… Antes de entrar al horno ya se estaban escarchando. Igual las metí al horno eléctrico y cuando salieron comprobé dos cosas: la primera que sí se puede pintar con engobe arriba de un esmalte crudo; la segunda que, efectivamente dicho esmalte tiende a arrugarse.

Como no me gustaba el final de la partida decidí darle una vueltita más a la tuerca: ¿qué hacer con un esmalte rico en sulfato de cobre y todo arrugado: tirarlo a la basura o meterlo en una horneada reductora. Eh acá el resultado.

 

 

 

Un dragón para Sant Jordi

dracs2Cuenta la leyenda que en un pueblo llegó un terrible dragón. Era tan voraz que día a día, los habitantes del pueblo se veían obligados a darle  un animal para saciar su apetito. El dragón se comió todas las vacas, todas las ovejas, todos los chanchos, hasta que llegó la fecha en que se terminaron todos los animales del pueblo. Entonces los habitantes acordaron ofrecerle una persona. Al atardecer todos los vecinos y vecinas, jóvenes y ancianos, se reunieron en la plaza para sortear quién terminaría en la panza del dragón. El pueblo entero quedó en silencio cuando la fortuna quiso que la elegida fuese la princesa del reino.

Entre lágrimas y estupor, la princesa fue codracs1nducida hasta la cueva del dragón, pero cuando la bestia estaba a punto de comérsela, apareció un caballero en un corcel blanco y una cruz roja en el escudo: Sant Jordi. Con su lanza mató al dragón y de la sangre derramada nació una rosa roja. Es por eso que todos los 23 de abril, día de Sant Jordi, en Catalunya se regalan rosas y libros, las calles se llenan de colores y leyendas y nadie se libra de la tradición.

¿Y qué fue del dragón? Calculo que volvió a la tierra, o al menos es ahí donde lo encontré yo en sus mil formas.

 

 

Allá donde nacen las piezas

mostr-cortezaEste verano fuimos toda la familia a pasear por el Parque Pereyra, mi hija quería pasar «un día de campo». Lo cierto es que no logramos un gran día de campo, pero entre los muchos tesoros que me trajeron mis criaturas, apareció esta corteza que des del primer momento me hizo tilín. Me gustó el patrón de los agujeros, la direccionalidad, de algún modo me acercaba al mundo líquido, a los reflejos del agua en calma.

De ahí arranaqué tanteando con los morados del manganeso y dejé que el juego siguiera su curso…

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Unos días más tarde tenía tres juegos arriba la mesa. Si les digo la verdad, me parece que mi único mérito fue tragar mucho humo. Las piezas salieron de ahí, de algún rincón del Parque Pereyra.

Diosas en Temperley

diosas9¡Ayer fue noche de fiesta! Patria Ceramista inauguramos la muestra Diosas en el espacio cultural Designum y, como venía diciéndoles,  ¡fue una fiesta!

Lo fue  porque la muestra lució más hermosa que nunca en este espacio cultural que ha creado, con mimo, gusto y mucho trabajo por Damián Calvis, y al que los/ las invito a visitar y disfrutar. Además de la muestra Diosas y otras que van pasando, Designum ofrece todo tipo de talleres y, por si fuera poco, es un lugar abierto a todo aquel que proponga un proyecto sólido.

diosas8La noche, fue una fiesta también porque, una vez más, Carolina Episcopo nos acompañó con su música y danzas africanas, y con ella se formó ese círculo de caras viejas pero también caras nuevas. Gracias a toda la gente de la Escuela Municipal de Cerámica de Lomas de Zamora, a las participantes del grupo de Mayores de la UNLA y a todos/as los acompañantes y espontáneos.

La fiesta no termina ahí, el próximo sábado 5 de abril  a las 19h la antropóloga Maria Angélica Blamaceda dará una charla informativa sobre estas imágenes que nos invitan a preguntarnos y reflexionar sobre cuestiones netamente humanas que no tienen ni tiempo ni lugar como pueden ser la sexualidad, la maternidad, el nacimiento, la perpetuación de la vida y lo sagrado. ¡No se la pierdan!

Manos al barro IV

generalDicen que una imagen vale más que mil palabras… pero , por elocuente que sea ésta,  tampoco les voy a ahorrar el discurso. Y es que la ocasión se lo merece y Patria Ceramista más.

Arrancamos el pasado miércoles, primera jornada de trabajo: construcción del horno de papel. ¡Un señor horno había que construir! Debía albergar una caseta con las piezas chiquitas de los chicos de Casa Nueva, más todas las piezas de los adultos mayores del Club de Día UNLA, Papelnonos y las jóvenes participantes de la colonia de verano UNLA.  Por suerte, pudimos aprovecharnos de la estructura de las parrillas del quincho de la UNLA y mil gracias al personal de la UNLA y al Taller de Oficios Patrimonio Histórico que nos facilitó todo lo necesario.  ¡Quedó hermoso! Poquitos se animaron a ensuciarse con la arcilla, pero las manos expertas se ocuparon de enrollar bien los chorizos de diario.

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Jueves fue el día de la horneada. Once de la mañana empezó el templado, para el mediodía, después de una hora y media, el horno estaba casi listo para empezar a calentar de verdad… En ese momento, la gran maestra Alicia Killian descubrió, de la peor manera, un pequeño detalle que no consideramos al construir el horno: las corrientes de aire. La entrada del horno quedó orientada justo en la misma dirección que dos aberturas del quincho, ideal para convertirse en un pasillo directo de las corrientes de aire. La mañana se había despertado gris, al rato salió un sol radiante pero cada tanto, los cielos se encargaban de recordarnos que no todo estaba tan tranquilo. En una de esas, un fuerte viento entro directo en la cámara del fuego, levantando la llama y prendiendo los pedazos de madera, pinocha y carbón que habíamos metido entre las piezas. Eso sí, temperatura levantó, ¡toda la necesaria y un poquito más! Hasta el día siguiente no podíamos saber qué pasó ahí dentro, así que nos fuimos para casa, pero antes consolamos bien la panza con unas riquísimas fugacetas de cebolla. No íbamos a dejar que un golpe de aire nos deje con las panzas bacías.

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Último día, viernes, cierre del proyecto. Llegamos a las 13:30 y ya nos estaban esperando los adultos mayores y algunos usuarios de Casa Nueva que se habían acercado con sus monitoras a la UNLA. Fue difícil contener las ansias, y mientras abríamos el horno y revolvíamos entre las cenizas, una nube de personas revoloteaba a nuestro alrededor tratando de identificar su pieza. Finalmente logramos sacar todas las piezas y analizar entre todos los resultados. Los colores de los engobes, la cerámica negra de la caseta, el porqué de algunas, la magia de la llama, etc.  Y después llegó la fiesta, salió la guitarra, se entonaron las voces y hasta unos cuantos bailarines/as espontáneos. Nos fuimos, como siempre, con ganas de quedarnos un ratito más!.

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Manos al barro III

1972538_10202083843792481_840823447_nEl pasado mes de diciembre, desde Patria Ceramista arrancamos un taller de cerámica con los Adultos Mayores del Club de Día UNLA, los integrantes de Papelnonos de Lanús y los adolescentes de la colonia de verano del Taller de Oficio UNLA Patrimonio Histórico . Perparamos pastas, engobes y realizamos las piezas, pero la horneada quedó truncada por las inclemencias climáticas.

69084_10202083855112764_1699922492_nEl descansito del verano nos dió la oportunidad de incorporar nuevos participantes al proyecto: los usuarios y usuarias del Centro Intergal Casa Nueva. Un par se semanas atrás fuimos a realizar algunas piezas, acompañados de los y las monitoras del centro y bajo la supervisión de Federico Dedionigi, responsable de la parte artística del hogar. La producción fué abundante, divertida y en muchos casos, más que sorprendente.

Esta semana, si los cielos nos lo permiten, cerramos el proyecto. Nos reunimos todos de vuelta en la Universidad de Lanús para construir un horno de papel y hacer la cocción a leña. Por supuesto, ¡ya les contaremos!.

El Tejón

La cascada maravillosa

P1110453Hace mucho tiempo, en una remota zona de Japón, vivía Omi, un leñador muy pobre que cuidaba a sus padres ancianos. A diario salía temprano de su choza, subía al monte y trabajaba toda la jornada, pero ganaba tan poco que no le alcanzaba para mantener a su familia.

Una mañana se dirigió a una loma a la que casi no iban los leñadores. Estuvo trabajando y a mediodía se sentó a descansar bajo un árbol. A unos cuantos pasos estaba echado un tejón bien gordito y profundamente dormido. “Qué buena suerte”, pensó Omi, “hoy cenaremos carne”. Se acercó al tejón para capturarlo, pero se arrepintió. “Es un animal indefenso. Mejor voy a seguir trabajando para ganar un poco más”, se dijo. Para su sorpresa, el tejón despertó al instante.
Veo que eres un buen muchacho, pues no me hiciste daño —le dijo— y te daré un premio. Camina hasta el pino alto que se ve allá lejos y tráeme una piedra lisa y grande que hay junto al tronco.
Omi siguió las instrucciones, trajo la piedra y, cuando la puso en el suelo, quedó cubierta de deliciosos alimentos.
Quisiera llevar todo esto a mis padres —comentó Omi antes de probar bocado.
—No te apures —dijo el tejón— ahora mismo tus padres están disfrutando de un banquete igual.

(…)

Llegando les contó lo que le había ocurrido. La madre le comentó que ellos también habían disfrutado de un banquete espléndido.
Eres tan buen hijo que te acordaste de nosotros —le dijo.
No fui yo —explicó Omi— sino el tejón.

Leyenda tradicional japonesa

Mi horno y yo.

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Esto que ven es el momento en que abrí la primera horneada exitosa con mi horno eléctrico. Esto, algo tan sencillo y básico para alguien que pretende vivir de la cerámica, supuso una odisea de cinco años.

Vayamos atrás hasta 2009. Yo me había decidido a estudiar cerámica y se me presentó la posibilidad de adquirir un horno a un precio más que módico, de una señora ceramista fallecida un par de años atrás.

Es totalmente artesanal, se lo hicieron expresamente para  mi hermana. ¡Bárbaro andaba! éste, el monofásico, ¡bárbaro!… –  Aseguraba un señor entrado en años, con pocas dotes de vendedor, ante un armatoste evidentemente repintado, lleno de polvo y desconectado.

Como apreciarán en la foto, no sería un horno de última generación, pero a caballo regalado… Así que fui hasta zona oeste de gran Buenos Aires, y me tomé el trabajito de trasladar el chiquitín hasta mi casa. Cualquiera que haya trasladado un horno de estas características sabrá que no es fácil.

En esas fechas vino mi padre de visita des de Barcelona. Es electricista de formación y no tenía mucho que hacer así que aprovechó para instalarlo. Compró el cable, la térmica un enchufe y ahí estaba. Cuando él ya había regresado a su continente lo prendí y, pasados unos minutos, saltó la térmica general. Así que llamé a un instalador profesional que cambió el enchufe, cambió la térmica y aseguró

Es viejo pero funciona señora, no tendrá ningún problema.

Yo, europea inconsciente y abobada, quise estrenarlo un día caluroso de verano. Todos mis vecinos andaban con el aire acondicionado y a mi se me ocurrió nada menos que prender un horno de cerámica. Tardó como 10 horas en llegar a los 900ºC, y finalmente, se prendió fuego al tablero de contadores de los seis departamentos ¡Con eso digo todo!. Pueden imaginarse mi congoja… Vino Edesur, y por suerte yo no había confesado a nadie mi culpa porque resultó no ser culpa mía.  Edesur no se había dignado a hacer la instalación correspondiente y los seis departamentos nos estábamos alimentando con un cable finito, el provisorio de la obra que no estaba preparado para alimentar los servicios mínimos de seis hogares.  Así que hicimos la denuncia correspondiente y mientras reparaban la chapuza temporal que hicieron para volver a darnos luz, yo me volví a mi tierra natal.

Dos años más tarde, diciembre de 2011, volví. Ahí donde había un cable finito, teníamos tres cables bien grandotes, y un tablero nuevo con contadores ¡nuevos y digitales!. Yo, ya escarmentada, pregunté a los técnicos de mi escuela.

-Es un horno de este tamaño, etc…

-Noooo, para esto no tendrías que tener problema. Vos lo que tenés que hacer es prenderlo, fijate en la lectura del contador entonces y una hora después, así sabés cuánto consume.

Así lo hice, cuando fui a fijarme una hora después la pantalla del contador digital estaba negra y olía a humo…. Apagué todo. Me hice un hornito a gas, chiquito, ¡hermoso! y tiré de horno de amigos. Yo miraba el mío de reojo y le decía que no era su culpa… A los meses tocan el timbre, aparece un técnico de la compañía que me dice:

-Señora, ¿ese contador es suyo?

-Sí

-Está todo quemado. ¿Ve? – me mostraba los cables de entrada medio derretidos- ¿Tiene algo que consuma mucho?

-No… bueno, el aire acondicionado pero… – mentí, porque además ni lo prendo…

Estarían mal conectados señora, estos contadores se queman fácil.

Y el caso es que así era, yo que había vivido con sentimiento de culpa durante seis meses y resultó que todos los vecinos también habían quemado su contador digital y ninguno tiene un horno de cerámica… Las conexiones estaban flojas y no hacían bien contacto. Nos cambiaron los contadores por uno de los de toda la vida… Y pasaron unos meses más hasta que yo me decidí a tomar el toro por los cuernos.  Paso uno: ir a la compañía y pedirles que separaran mi línea de la de los vecinos.

Ningún problema. -dijeron en la compañía- Serán cien pesos.

Imposible -dijo el técnico que vino-. Además no serviría de nada. Si no los junto acá, los junto allá arriba, y es lo mismo. Tiene que poner trifásica, llame a un electricista matriculado.

Absolutamente injustificado. -Dijo el electricista matriculado-. Por este horno no hay que poner trifásica. Usted dele para adelante y si se quema el contador, problema de la compañía, le apuesto mi titulación a que no es el horno. Tienen que darle lo que le corresponde, y si no se lo dan es problema suyo.

Paso dos: revisión general del horno. Cambié todas las resistencias, que estaban tan viejas que se cortaban al intentar sacarlas y ya se habían soldad en distintos puntos. Me fui con mi muestra de resistencia rota en seis partes hasta casa Astrid. Armamos el rompecabezas de resistencia, midieron, pesaron, y afirmaron:

Vienen espiraladas y prensadas, en 15 días están.

Bueno. – dije yo muy segura, sin saber qué significaba exactamente eso de prensadas-.

¡Ahora sí lo sé!. Me costó una semana, varias ampollas y un par de cortes, pero estiré y coloqué las seis resistencias con mis manitos. Sellé bien todo el horno y lo pinté con caolín. ¡Listo!

Paso tres: Instalación. Vino Ricardo, ceramista, electricista, técnico en jefe de Patria Ceramista, e hizo una instalación como la gente, pasando el mismo cable que compró mi padre en 2009, directamente del contador hasta el horno, aprovechando la misma térmica que había en el tablero.

Finalmente ya estaba todo listo, menos mi cola de paja, que necesitó dejar pasar un mes y medio más. Además era verano, y los cortes de luz se sucedían día por medio. A estas alturas ya soy una europeíta menos boba. Este pasado lunes de carnaval, más o menos fresquito llegó el día. Me repetí a mi misma que dos técnicos y un electricista matriculado habían asegurado que no tenía que ser un problema. Me repetí que conocía como siete ceramistas con hornos de características similares que lo usaban en sus casas sin problema… Así que tomé valor y me dije… ¡a vida o muerte! Lo prendí… no saltó nada. Las primeras dos horas olí la caja de los contadores una media de veinte veces por minuto. No olía a nada. Y el horno subió, y subió y subió. Como un señor. Tardó cinco horas en llegar a los 1020ºC, y como 20 horas en bajar a 150ºC . ¡Yo sabía que no era tu culpa! le repetí varias veces.

Uno pensará que si me hubiera comprado un horno nuevito, nuevito, me habría ahorrado muchos problemas. Pero yo, personalmente, estoy más que contenta con la experiencia y enamorada de mi horno. Nos conocemos muy íntimamente. Por un módico precio me vi obligada a aprender a construir y manejar hornos a gas, a desarmar hornos eléctricos, a calcular sus resistencias, a montarlas, y a ante la duda, no hacerme cargo de nada ante las grandes compañías, al final ¡ellos hiceron siempre todo el lío!.

Diosas

DiosasDiosas es una muestra colectiva que presenta más de treinta réplicas de mujeres, diosas y Venus de la fertilidad primitivas. Piezas escultóricas de distintas partes del mundo realizadas en diferentes materiales, cuyas copias respetan las medidas, texturas y colores originales.

Marija Gimbutas fue la primera arqueóloga que centró sus estudios en estas representaciones femeninas. Según Gimbutas, la existencia de miles y miles de pequeñas figuras femeninas en todas las culturas antiguas, la repetición de símbolos y las características formales de muchas de estas esculturas, nos hablan de la existencia de una cultura originaria matricéntrica, probablemente matrilineal, en donde la humanidad convivía en paz sacralizando la figura femenina como símbolo de la fertilidad, la reproducción, el renacer constante del ciclo vital y la relación con el más allá.  A día de hoy continúan siendo valiosas obras de arte que nos invitan a reflexionar sobre cuestiones netamente humanas y absolutamente vigentes como la sexualidad, la maternidad, el nacimiento, la perpetuación de la vida y lo sagrado.

Diosas es el resultado del trabajo de doce ceramistas: Mabel Baez, Amalia Cassous, Anna Fonoll, Alicia Killian, Silvina López, Sandra Morero, Gabi Navarro, Lorena Pereira, Clarisa Randazzo, Laura Russo, Silvia Saucedo y Ricardo Valle  y la investigación de Patria Ceramista. El pasado año, se presentó en el Museo de la Mujer de Buenos Aires y en la Casa de la Cultura de Almirante Brown. Este 2014 arranca su recorrido en San Antonio de Areco, el fin de semana del 8 y 9 de marzo, como parte de los festejos del día de la mujer.

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Allá en los cielos.

ocelletsAdemás del estanque con la serpiente, la casa de mi abuelo tenía dos grandes abetos en la entrada cuyas ramas estaban repletas de pajaritos.  Cuando caía el sol,  salían en bandadas volando raso a la caza de moscas y mosquitos. A esa misma hora, las gallinas pintas que picoteaban el piso durante el día, juntaban fuerzas y hacían el único vuelo de la jornada hacia las ramas más bajas del abeto, en donde se acomodaban listas para pasar la noche refugiadas de los gatos.

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